Categoría07/04/2025

Cooperación fraterna en tres parroquias de la diócesis: cuando la solidaridad transforma vidas

En Cáritas Diocesana de Plasencia creemos firmemente que la solidaridad no conoce fronteras y que cada gesto, por pequeño que parezca, puede encender una chispa de esperanza. Hoy queremos compartir tres experiencias preciosas que reflejan cómo, desde lo local, podemos construir un mundo más justo. Tres parroquias, tres historias distintas, un mismo espíritu: el de la solidaridad que transforma.

Navalmoral de la Mata: mujeres que cosen comunidad

Cada martes y jueves, el local de Cáritas Interparroquial de Navalmoral se convierte en un taller lleno de color, de hilos, de manos que cosen… pero, sobre todo, de historias compartidas. Un grupo de 10 mujeres inmigrantes —procedentes de Marruecos, Venezuela, Argentina, Ecuador, Sáhara Occidental, Colombia y Afganistán— participan en nuestro programa de cooperación y apoyo social.

Guiadas por una de ellas, modista de profesión, están aprendiendo a confeccionar muñecos de tela, mochilas y neceseres. Muchos de estos trabajos se realizan con capulanas (telas que llegan desde nuestro proyecto en Mozambique). Porque sí, la cooperación también viaja en forma de retal.

Este grupo no es solo un taller: es una comunidad de cuidados, un espacio de encuentro, escucha y apoyo mutuo. A través de charlas, talleres y momentos compartidos, estas mujeres tejen redes de ayuda que alivian la soledad, empoderan y generan nuevas oportunidades.

Recientemente, organizaron un mercadillo solidario a las puertas de la iglesia de Las Angustias. Con sus creaciones a la venta, lograron recaudar fondos para mantener el proyecto, y además acercaron su historia a toda la comunidad parroquial. Una mañana de verdadera comunión.

Jarandilla de la Vera: juventud, conciencia y acción

En el centro escolar Conquistador Loaysa, el compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible se vive de forma concreta. El alumnado, junto con el profesorado, organizó una campaña de recogida de alimentos destinada a personas vulnerables de la comunidad. Pero la actividad fue mucho más allá: fue una lección de vida y solidaridad.

La visita de Guadalupe, voluntaria de Cáritas que ha estado en terreno en Guiua (Mozambique), marcó un antes y un después. Compartió su experiencia con el alumnado, acercando la realidad de las familias con las que colaboramos a través de la cooperación fraterna. Su testimonio también fue recogido en la radio escolar junto a Pilar otra de las personas voluntarias de Cáritas, generando un eco transformador.

En un mundo donde más de 800 millones de personas sufren hambre, este tipo de iniciativas educativas son semillas de conciencia que, sin duda, darán fruto.

Plasencia: jóvenes que siembran esperanza

Los grupos de Confirmación de la parroquia de San José está viviendo una experiencia que, como ellos mismos dicen, “va mucho más allá de una catequesis”. Este año se han implicado de lleno en el Proyecto Panda, una iniciativa de cooperación fraterna en Mozambique.

¿El objetivo? Ayudar a 90 familias y 166 estudiantes de una escuela agraria a cultivar alimentos de manera sostenible, con mejores semillas, herramientas, y un invernadero que será tanto aula como esperanza.

Desde la parroquia, los jóvenes están sensibilizando a la comunidad de San José, compartiendo con ellos información sobre el proyecto, recogiendo donaciones, vendiendo productos para recaudar fondos y rezando por esta causa. Además, han solicitado una subvención a la Diócesis de Plasencia. Su ilusión y mensaje de esperanza no se detiene.

Para que su colaboración sea fraterna y cercana a la comunidad de Panda, han grabado un vídeo en el que se presentan y que han hecho llegar, a través de Cáritas, hasta Mozambique.

Como ellos dicen, “la fe también se cultiva cuando se une al compromiso”. Y eso es exactamente lo que están haciendo.

Un mismo corazón que late en muchos lugares

Estas tres experiencias —tan distintas, tan vivas— nos recuerdan que la cooperación fraterna es un camino posible cuando se suman voluntades. Desde Extremadura hasta Mozambique, lo que nos une es el deseo de que nadie se quede atrás.

Gracias a todas las personas que lo hacéis posible: voluntarias, educadores, jóvenes, comunidades parroquiales. Vuestra entrega es la mejor expresión del Evangelio hecho vida.

Si tú también quieres formar parte de este camino, ponte en contacto con Cáritas Diocesana de Plasencia. Porque la solidaridad también necesita tus manos.